Las cosas suceden cuando menos te lo esperas. Yo no me lo esperaba, no me esperaba que llegases en ese momento tan oportuno, y aún menos que fuese alguien tan especial como tú. Tampoco me esperaba que me alegrases la vida de la manera en la que lo hiciste. Porque los días negros fueron tomando color. Me demostraste la manera más mágica de darme cuenta que tenía más de un motivo para sonreír, sólo que no me valoraba. Y es que no hay nada más bonito que dedicarle a una persona lo más valioso, tu tiempo, y más aún sin conocerla. Porque cuando hablo contigo no puedo evitar sonreír, y sé que cuando esté contigo, seré la persona más feliz del mundo. Y no es una sonrisa cualquiera, es de esas en las que apetece quedarse a vivir. 
Me he dado cuenta que todo vale la pena si te hace reír, te escogí a tí porque me di cuenta de que valía la pena, valía los riesgos... valía la vida. Porque sin esperarlo, llegastes tú, dispuesto a bailar sin saber, a cantar aunque llueva y a quedarse, incluso cuando todo el mundo se va.
No dejes de enloquecerme, lo necesito.
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