Él sabía que todo aquello era un sueño, o quizás no, quizás toda esa serie de tristes y amargos sucesos que estaban ocurriendo a su alrededor eran ciertos. La muerte de sus padres, el fin de su relación amorosa y el ingreso de su hermano en la cárcel.
De nuevo le inundó la tristeza, ese nudo en la garganta justo antes de romper a llorar. Entonces un par de lágrimas empezaron a deslizarse por su cara. Justo en ese momento entró su madre en la habitación, le abrazó y le dijo:
-''Tranquilo sólo era un sueño.'' El niño se calmó, sonrió y durmió toda la noche.
Qué compleja y a la vez simple resulta la mente humana, que con un sólo abrazo, nos sentimos protegidos del mundo.
- Anónimo