Estás tumbada en la cama, escuchando música, el ordenador encendido, la gente hablándote y tú ahí, pensando en la nada, sin responder... Por un momento, recuerdas situaciones atrás y revives momentos que ahora ya no existen, y piensas si algún día podrás volverlos a vivir... Sean buenos o malos, es imposible que no sientas añoranza al pensar en ellos, porque pasase lo que fuera, en aquellos momentos, eras la persona más feliz del mundo, solo que; sea por la causa que sea, acabaron de una manera que no fue la más adecuada.

Yo lo admito, miro atrás y no puedo evitar sentir vacío en mi interior, me siento perdida, como si no supiese cual es el camino que debo seguir a partir de ahora para sentirme feliz, completa, y a la vez, eufórica. Como si no supiese que hacer con mi vida, si aprovechar muchas de las oportunidades que se me presentan o si dejarlas pasar... Si pensar más en el pasado o simplemente considerarlo una parte de mí, que quieras o no, son recuerdos. Admito que también he cometido miles de errores, de equivocaciones, de momentos malos, indecisiones, de enfados, de celos, de incertidumbre, días en los que no hubo nada capaz de hacerme sonreír y otros en los que quería comerme al mundo.

Pero pienso que en ahí está el secreto, en saber aceptar las cosas y de tal modo, crear un punto y a parte, que vida solo hay una y no merece la pena perderla en tonterías. Eres joven, sal, disfruta, sonríe, diviértete, haz lo que te de la gana sin importarte nadie, y sobre todo, sé tu misma, nunca dependas de nadie.
Sólo así conseguirás ser realmente feliz.
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