''Cada día me miro en el espejo y me pregunto: Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿quería hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es no durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo.''

domingo, 23 de agosto de 2020

Mañana al despertar, seguirás siendo mi fetiche.

Tus manos sobre el volante, un acto muy cotidiano, pero que me demostraba sentido de control y virilidad poco resistible. Nos hallábamos sentados en el coche hablando de las costumbres que solíamos acatar.

Llegamos a casa mientras me coges en brazos y me llevas a la cama. Me brindas tu mano servicialmente a la vez que me invitas a que te sirva mis pies. Sin dudarlo, aunque nerviosa, me senté frente a ti y cerré los ojos mientras comienzas a acariciarlos. Tu pene estaba bien duro, notando las contracciones en la punta de tu pene. Llevo una pedicura de color rojo intenso. Un pie femenino y pequeño, perfecto para un fetichista de pies. Con tu pene bien duro y las pulsaciones a mil, observo como coges mi pie mientras lo masajeas. Tu tentación por chuparlos iba cada vez a más. Mientras masajeas mis pies noto que tu bulto se marca muchísimo en tus pantalones. Mueres por metértelo en la boca, pero no sabes cómo reaccionaría así que comienzas arriesgándote lamiendo la planta de mis pies tan exquisitos. Poco a poco te la juegas metiendo mi dedo gordo en tu boca. Hasta este momento me había logrado contener hasta que comenzaste a lamer entre mis dedos. Mi cara comienza a reflejar placer mientras tu polla endurecida se moría por que alguien la tocase. 

Me levanto y me incorporo en la cama sentada. Comienzo a rozarte la planta de mis pies con tu pene mientras me miras gimiendo entrecortado. Comienzo a pajearte con mis pies calentitos. Masajeo suavemente tu pene y de vez en cuando bajo hasta los huevos. Me excita cada vez más ver como te encanta. Subo mis pies rozando tu cuerpo hasta tu cara donde los acaricias mientras inspiras profundamente, recordando ese olor. Ojalá pudiese repetir esta sensación todos los días. Parecía que no era la primera vez que hacía algo así, pero sí, lo era y eso hacía ponerme nerviosa. Llevábamos un bien rato así que hicimos un cambio. 

Nos quitamos la ropa, quedándonos completamente desnudos, a la luz de las velas, arrodillada en tu cama y con una venda que me cubre los ojos. La punta de tus dedos rozando mi espalda suavemente como tanto me gusta mientras me sacudo entre gemidos haciendo temblar mis pechos. Observo tu pene endurecido mientras pierdes la mirada en mi espalda y mi culo, imaginándote fantasías sexuales sobre este cuerpo con forma de reloj de arena.

Con una cuerda en tus manos te quedas observando mis pechos, pensando en tocarlos y mi cuello, pensando en lamerlo. Das un par de vueltas alrededor de mi torso mientras me atas los brazos. Noto como me acaricias los muslos y las nalgas. Comienzo a excitarme entre pequeños gemidos, abriendo la boca y teniendo fuertes deseos de tomarte y lamerte el pene con mi boca, pero la soga me lo impide. Me pongo rabiosa. 

Atas mis muñecas y logras inmovilizarme mientras das una vuelta por mi cuello pasando la lengua por el lóbulo de mi oreja. Sometida me empujas sobre la cama, bocabajo, a la vez que separas mis piernas. Comienzas suavemente haciendo círculos en el clítoris alternando con la lengua. Me dices que te encanta saborearlo y poco a poco aumenta mi excitación. 

Lentamente te incorporas frotando tu pene para humedecerlo con mi vagina. Te resistes a meterlo mientras gimo pidiéndotela adentro. Me azotas el culo. Levantas mi cabeza tomándome fuerte el pelo y me ves sonrojada y jadeando. Refriegas tu pene mojado y erecto por mi cara, mientras saco la lengua y te lo empiezo a comer a la vez que toco las estrellas. Empujas fuertemente mi cabeza hacia dentro. 

Comienzo a chupártela intensamente hasta llenarme la boca y la cara de semen. Me tiras de lado en la cama, mientras levantas una de mis piernas y te acomodas por detrás. Con tu brazo rodeas mi cuello y con el otro comienzas a tocarme las tetas apretando el pezón con la yema de los dedos. Nuestros cuerpos se funden en un fuerte gemido. 

Aflojas la cuerda y me quitas la venda. Se apaga las velas y nos abrazamos en la oscuridad sobre los restos de nuestro gran encuentro. 


martes, 14 de agosto de 2018

Me gusta la forma y el grosor de tus labios, lo suaves que son cuando se juntan con los míos, morderte sin querer, tus pestañas. Me gusta cuando me sonríes y se te forman esos hoyitos en los cachetes, remover tu pelo recién despeinado, tu mirada, incluso el calor de tu cuerpo. Me gusta que me susurres al oído, sentir un nudo en el estómago cada vez que me abrazas y reírme a un milímetro de tu cara haciendo pasar mi naricita por tus labios. Me gusta que te brillen los ojos cuando me dices, aunque sea poco, cualquiera de tus cursiladas,las caricias de tus manos. Me gusta mirarte fijamente sin que te des cuenta, tus gestos y las mil y una tonterías que se te ocurren siempre. Me gusta que intentes llevar la razón o ser el mejor y que aun así gane yo. Darte besos por la espalda, hacerte maldades que esconden amor, lo impulsivo que eres, escuchar tu voz, tu risa. Me gusta tu personalidad, que me pidas un beso haciéndome el pescaito, tu ternura, esa que nadie más conoce. Dormir en tu pecho escuchando tu respiración mientras me abrazas. Poder enredar tus piernas con las mías, hasta incluso tus ronquidos. Me gusta que me mires con ilusión con esa cara de querer comerte el mundo, esos ojos cerraditos a milímetros de mí. Todo eso me gusta y seguramente me olvido de mucho más. Pero sí, me gusta todo de ti, TODO.


viernes, 10 de agosto de 2018







Hay que volverse un poco loco para vivir; hay que soltar el miedo y seguir, hay que soñar despierto  y sonreír. Hay que correr riesgos, tener coraje, aceptar que todo puede salir mal y aun así, 
saltar igual.

jueves, 9 de agosto de 2018

No cualquiera se vuelve loco, esas cosas hay que merecerlas.


Perdámonos. Perdámonos sin que nadie lo sepa y sin que nos encuentren. Hagamos que nos tengan que buscar como el que busca un tesoro dentro de un cofre perdido. Y que así, no nos encuentren. que de ti, ya me encargaré yo de buscarte, y tú de encontrarme a mí. O mejor dicho, deja que me pierda en ti. Déjame comerte a besos. Perdeme este amanecer junto al aroma de tu cuerpo. No me saques del laberinto sin salida de tus ojos.
Y es verdad eso que dicen que a veces quien menos espera termina buscándote y tú encontrándolo.
No me vengas a dar lecciones de cordura, cuando lo que necesito es que alguien, en su sano juicio quiera enloquecer conmigo.


domingo, 5 de agosto de 2018

Aprendí, que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante.

Proyecta lo difícil, partiendo de donde aún es fácil. Realiza lo grande partiendo de donde aún es pequeño. Todo lo difícil comienza siempre fácil. Todo lo grande comienza siempre pequeño. 

lunes, 30 de julio de 2018

Que te muerda las ganas y te acelere el corazón.

Y llega ese día tan ansiado en el que no paras de sonreír. Por fin llegó ese momento en el que poder disfrutar de esa manera que llevas esperando tanto tiempo. De repente encuentras a alguien con quien poder soñar. Esa persona que convierte los lunes por la mañana en sábados por la tarde, y cualquier momento, en algo especial. Con la que no importa el lugar solo el con quién. Esa persona que te acelera el corazón, aquella que no necesitas para nada, pero la quieres para todo. Esa persona con la que no tienes secretos, y por la que aguantarías kilómetros por estar a su lado. Cuando quieres que no sueñen contigo, sino que soplen y se cumpla.
Y a pesar de que toca luchar contra el tiempo, estás en un momento en el las ganas y el optimismo pueden más que cualquier otra cosa. Valoras todas esas horas al teléfono hablando de nada y disfrutándolas tanto. Y es que con sólo recordar ciertos momentos, empiezas a temblar, y es que a todos nos pasa aunque intentamos disimularlo. Y por fin ahora lo entiendo todo:
''hay sensaciones que ni el corazón es capaz de esconder''.
Y es que al fin y al cabo, hay que entender que por muchos hechos que te cuenten, o por muchos datos que se muestren, lo esencial se resiste a ser contado.


Jamás una boca, me hizo regresar tantas veces por un beso.