Un día como otro cualquiera, tus dedos acariciando mi pelo. Dime si hay algo mejor que estar en el paraíso. Suspiros entre cortados. Poco a poco, surgen caricias que van más allá de un gesto cariñoso. Una música de fondo. El pulso se acelera y pienso... ¿Por qué no será así de verdad? Pero depende del momento, hay veces que hasta la música sobra. Mis dedos siguen el compás de tu corazón y la música va marcándose al compás de tus gemidos. El tacto de tu piel, el olor de tu aftershave..
He venido para desnudarte de miedos y que nunca tengas frío. Para llenar el vacío de todas esas veces que no te supieron querer.
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