Domingos.*

''Dicen que los domingos son los días donde las personas más profundamente piensan. Donde hay más pizza recalentada y cosas de las que arrepentirse. Dicen que son días de no quitarse el pijama o de ir a tomar helados por la tarde. De parejas compartiendo espacio, que igual no ganas. De hablar y que no signifique nada. De algún paracetamol. De escuchar canciones en bucle. Esas que no puedes parar de escuchar y siempre te dejan muy metido en la mierda. Y las vuelves a poner. De levantarte en camas equivocadas. O en algunas, que mal que te pese, no volverás a rozar. De duchas (o baños) relajantes, que algunas veces no relajan nada. De ganas de escribirle aunque sepas que no va a contestar. De comidas familiares. De ir al pueblo. De gafas de sol. De verte en línea (otra vez) y que me sigas ignorando. De hoy te quiero y mañana te digo que no. De los cotilleos de ''Qué fuerte, qué fuerte, no sabes lo que pasó ayer''. De los ''No me pasa nada'' que gritan ''Ven aquí, me pasa de todo''. De ti, que no hablas, pero con la mirada, lo dices todo.''

"No me pongas a prueba porque soy capaz de quererte toda la vida."

''Y si me preguntan cómo me gusta el amor, 

les diría que contradictorio:

Tierno y rebelde.

Revolucionario y sereno.

Frágil. Fuerte. Indomable y manso.

Tan libre que ata, tan apasionante que no idolatra.

Natural y fresco.

Sin maquillaje ni protocolos.

Real.

Sin fantasía ni mariposas, pero que sueña racionalmente sin dejar de ser dulce, siempre dulce.

Más neuronas, más tangible, más creíble.

Incluso les diría que me gusta adolorido, tembloroso y sin anestesia.

Que duele dulcemente y que hiere para sanar.

Peligroso y arriesgado; con saltos mortales entre latidos.

Tan ardiente y desenfrenado que no toca solo piel, sino que desnuda el alma.

Más desafiante, menos insustancial, menos quebradizo.

Tan aferrado que regala alas.

Desesperado y hambriento de eternidad.

Nunca vuelve porque no sabe irse.

Valiente y salvaje. Más bohemio.

Pero si me preguntan cómo me enloquece el amor, 

les diría que enredado entre pureza.

Sencillo y humilde.

Comprometido y delicado.

Menos plástico y menos comercial.

Tan caótico que trae orden.

Lleno de fuego en la tormenta.

Rápido, pero a la vez despacito.

Amor, dulcemente imperfecto. Tan loco que es cuerdo. Tan vivo que mata.♡''

''No te entretengas en tonterías, que las hay. Y vete a buscar lo que te haga feliz que el tiempo corre muy deprisa.''

Firmaría todas las resacas del mundo, si las borracheras fueran de ti.

Niebla, bruma, cuchillos fríos como la escarcha de invierno, piel, hielo, blanco. Y en un momento, todo cambia, lenguas de fuego, rojo, ardiente, pasión, piel con piel...

Un día como otro cualquiera, tus dedos acariciando mi pelo. Dime si hay algo mejor que estar en el paraíso. Suspiros entre cortados. Poco a poco, surgen caricias que van más allá de un gesto cariñoso. Una música de fondo. El pulso se acelera y pienso... ¿Por qué no será así de verdad? Pero depende del momento, hay veces que hasta la música sobra. Mis dedos siguen el compás de tu corazón y la música va marcándose al compás de tus gemidos. El tacto de tu piel, el olor de tu aftershave.. 

He venido para desnudarte de miedos y que nunca tengas frío. Para llenar el vacío de todas esas veces que no te supieron querer. 

Sonríe, es la segunda mejor cosa que puedes hacer con tus labios.♡

Una vez me dijeron que cuando gritamos usamos trece músculos. Al parecer, dicen que cuando besamos a alguien se mueven treinta y cuatro músculos. Y ni siquiera nos damos cuenta.

Me dijeron que cuando más se mueven es cuando lloramos, nada más y nada menos que setenta y dos músculos. 
Imaginaos el esfuerzo tan grande que hay que hacer cada vez que soltamos una lágrima. 

Pero me gustaría contarte que se necesitan sólo doce para sonreír. Así de sencillo. ¿No crees que merece la pena intentarlo? 

En nuestro sofá, todas las películas, tendrían final feliz.